
Los primeros años de vida constituyen una etapa muy importante de la vida y pueden ser determinantes en la construcción de la personalidad de cada ser humano. Es por esta razón que aunque hayan pasado muchos años, los recuerdos de la infancia suelen ser imborrables.
Cuando las experiencias tempranas están cargadas de afecto y esas memorias son felices, sin duda, podremos contar con semillas que nos permitirán cuidar de nuestra salud mental cuando la vida nos presente situaciones retadoras y lograr la fortaleza emocional.
Esto no quiere decir que quienes tuvieron un inicio de vida difícil, no puedan hallar el equilibrio al convertirse en adultos, pero es posible que para ellos sea un poco más complicado encontrar la motivación para superar los momentos de oscuridad.