
Pensar en que hemos encontrado el amor de nuestras vidas, que debemos hacer hasta lo imposible para conservarlo y poder “vivir felices para siempre”, muchas veces nos impide notar que estamos inmersos en una relación tóxica. “Cegados por el amor” idealizamos en exceso, justificamos comportamientos dañinos e ignoramos señales de alerta que percibimos o que los demás intentan hacernos notar.
Si sientes que desde que iniciaste tu relación la felicidad ha disminuido y que la relación no va para ningún lado, que tus derechos se ven vulnerados y que no puedes expresar libremente tus pensamientos o emociones, pero aún así no puedes terminar dicha relación, es probable que te encuentres atrapadx en una relación tóxica.
Son muchas las razones que nos pueden hacer vulnerables a caer en este tipo de vínculo dañino, siendo las principales una baja autoestima, las experiencias previas, las creencias distorsionadas, la carencia de amor o los miedos. No obstante, siempre es posible salir de este tipo de relación que puede dejar profundas heridas. El primer paso es identificar que estás inmerso en una.